De Historia, Fuerzas Armadas y campanas

 militares en jura bandera san mateo 11 nov 2017Pedro José Rodríguez Suárez

Cronista Oficial de Vega de San Mateo

El día 11 del mes de noviembre de 2017 debe quedar grabado a fuego en la especial página de la historia local del municipio veguero. Grabado en letras de oro.

Con estas palabras comenzaba un escrito, que como Cronista Oficial, dirigí al Exmo. Sr. Alcalde de la Vega para si lo consideraba oportuno elevar al pleno la petición de que se nominara como “Plaza de las Fuerzas Armadas” la recientemente inaugurada delante del local social del municipio.

Hacía esta petición porque como comencé el escrito, el día 11 fue un día histórico en el viejo Tinamar. Se había celebrado por primera vez en su historia una Jura de Bandera de unos 350 civiles, que bajo los acordes musicales marcialmente interpretados por la Banda del Regimiento de Infantería Canarias 50 y por la Unidad de Música del Mando de Canarias, besaron la enseña nacional comprometiéndose, si fuera preciso, entregar su vida por ella así como jurar la Constitución como norma fundamental del Estado.

Para que el acto tuviera el realce que se merecía solo faltó, al humilde entender de este Cronista, que como antaño se hacía en las grandes solemnidades repicaran las campanas de la iglesia. Pero como los tiempos cambian nos preguntamos no sin cierto excepticismo: ¿A dónde vamos a llegar? Si las campanas que siempre a lo largo de toda su existencia, desde la primitiva que llegó desde La Habana, hasta las actuales nos han acompañado para anunciarnos fiestas, jolgorios, bodas, bautizos, tristes despedidas o para alertarnos sobre alguna emergencia, en la actualidad han sido silenciadas.

Sería objeto de algún trabajo el que se estudiara detenidamente el lenguaje de las campanas, si, han leído bien, lenguaje ya que por los vecinos los toques se interpretaban cuando nos llamaban a Misa, a primera, a segunda, a dejar. Muy alegres el día de la fiesta mayor. A dejar, con sus tristes dobles anunciándonos que algún vecino falleció. A arrebato para ponernos sobre aviso de alguna tragedia, como podía ser un incendio en las cumbres etc. etc. Pues tanto han cambiado los tiempos que ya no se oyen, incluso se han recogido firmas para que las campanadas horarias cesen a partir de las diez de la noche. Tengo un amigo en la vieja Caldereta que ha tenido que dejar desagalladas sus gallinas, porque el canto del gallo no dejaba dormir a un vecino. En fin… “Cosas veredes amigo Sancho”. La vida continúa.

Me viene a la memoria una frase que en noches tormentosas e invernales decía mi abuela y era que nadie se acordaba de Santa Bárbara sino cuando tronaba.Truenos y relámpagos han lanzado algunos por su boca contra aquellos que nos defienden, nos dan tranquilidad y desfilaron en la gran parada militar celebrada en San Mateo y que al principio de este escrito comentaba.

Si tenemos en cuenta que nuestra defensa no está reñida con el amor a nuestros semejantes, y con la solidaridad internacional, nuestras Fuerzas Armadas, en misiones de paz en lugares tan lejanos como Líbano o Afganistán, donde incluso alguno ha dejado su vida, han ayudado a la población civil a reconstruir sus hogares, aprender a leer o vacunarse, curando heridas tanto físicas como psíquicas, por ello y por muchas cosas más que sería prolijo enumerar, debemos estar agradecidos a su presencia entre nosotros.

Si hoy tocaran las campanas a arrebato porque como no hace mucho ocurrió ardieron nuestras cumbres, nos encontraríamos a La Guardia Civil desalojando a posibles afectados ayudándolos a trasladarse a lugares mas seguros o, en otros casos, a los GEAS rescatando en el mar embravecido a náufragos en apuros. También veríamos en primera línea de fuego arriesgando sus vidas, tal y como juraron en su día a los militares de la UME.           

Algunos conocidos me decían que militares sí pero sin armas y yo les digo: cirujanos sí pero sin bisturí, médicos sí pero sin medicinas, abogados sí pero sin leyes, maestros sí pero sin libros (sin palabras). Está claro que nunca llueve a gusto de todos y solo se acuerdan de Santa Bárbara, por cierto, patrona de Artillería, cuando truena.           

Campana sobre campana y sobre campana una dice una canción popular muy típica de estas fechas. Pues entre campanas concluyo diciendo que solidaridad y Fuerzas Armadas no están reñidas. Ah, por cierto, cuando vuelva a arder el monte y se queme su casa no deje que la UME les ayude. Son militares.

¡Cuanta hipocresía!

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