Francisco Rodríguez: “Ahora es tiempo para la familia”

 PACO Y PILAR“Paco el de la Farmacia” cuelga la bata que ha sido testigo de innumerables historias

Se llama Francisco Nicolás Rodríguez Sánchez y quizás con estas señas habrá quien no lo identifique. Pero si decimos “Paco el de la Farmacia”, no hay vecino de este pueblo que no sepa de quien estamos hablando. Y es que los más de cincuenta años trabajados por Paco de cara al público han dado para mucho. Ahora, llegado el momento de su jubilación, Paquito, como muchos le llaman, cuelga la bata que fue testigo de innumerables historias.

Corría el año 1966 cuando Paco comenzó a “echar una mano” a sus amigos Pepe Coba y Miguel, que trabajaban en la farmacia entonces ubicada en la calle Principal. Por aquellas fechas Paco ya había sido monaguillo y había trabajado en la hostelería, en la agricultura y en una panadería, pues había que ayudar a llevar el sustento a casa. Las tardes en la farmacia las pasaba rellenando botes de alcohol y limpiando cacharros. “Yo estaba deseando terminar en la panadería para que llegara la tarde y poder irme a la farmacia porque aquello me gustaba”, recuerda sonriente. Un día, su hermana comentó a Paco que Don Agustín Ojeda andaba buscando a alguien para trabajar de ayudante en una nueva farmacia en la calle Calvo Sotelo (ahora Cifuentes) y para allí que se fue Paco.

Aquel fue el comienzo de cincuenta y un años trabajando en la farmacia, un tiempo que dio para cosechar amigos, guardar anécdotas y llenarse de experiencia. Una experiencia que muchos vecinos conocían y que aprovechaban para hacerle a Paco consultas de lo más ariopintas. Y es que a Paco lo mismo le pedían una caja de aspirinas que ayuda para sanar a una cabra, o para salvar un matrimonio. “Recuerdo con especial cariño una vez que vino un señor que necesitaba arreglar unos papeles para comprar un audífono. Aquel no era mi trabajo, pero como yo pensaba que podía ayudarle, lo hice. Le dije que me llevara los papeles a la farmacia y yo después se los llevé a Las Palmas. Al tiempo vino y me dio las gracias, llorando, porque le habían dado un subvención de treinta mil pesetas para comprarse el audífono. A mí, que soy creyente, me pareció que quien me estaba dando las gracias no era aquel hombre, sino Jesucristo”. “Pero todo no fueron aciertos”, recuerda con simpatía, “El otro día en un duelo me encontré a un señor que me dijo: Hombre Paco, ¡cuánto tiempo! ¡No me olvido que me debes una cabra, que ‘me mataste’ una!”. Era un cliente que hace décadas acudió a Paco para curar a una cabra que no corrió con suerte. “Son tantas historias, tantas anécdotas y tantos recuerdos, que si me pongo a contar no termino”, asegura emocionado. PACO PUERTA FARMACIA EDAD 14

La farmacia, su vida

La vida de Paco ha girado tanto en torno a la farmacia que incluso allí conoció al amor de su vida, Pilar. “Ella venía con su madre a comprar medicamentos, y yo le eché el ojo. Averigüé que vivía en Cueva Grande y un día fui a buscarla con un regimiento de chiquillos. Empezamos a hablar, pero después ella me dijo que no quería novio, así que un día que había procesión en San Mateo, como sabía que ella iba a ir, me fui a Las Palmas para no verla”. “Pero yo pensé lo mismo”, recuerda Pilar, que escucha atenta a su marido durante la entrevista. Pilar también se fue a la capital para evitar encontrarse con Paco, pero el destino quiso que coincidieran allí, donde retomaron la relación. Seis años después se unieron en matrimonio, del que nacieron dos hijos: Fran y Aránzazu, a quienes después se unió Mariam, adoptada de los campamentos de refugiados de Tinduf.

Y aunque reconoce que en la farmacia ha pasado más horas que en su casa, Paco también ha tenido tiempo de involucrarse en otros menesteres: como la lucha para que se construyera en San Mateo el Instituto de Cuatro Caminos. Desde su cargo de Presidente del APA, Paco luchó no sólo para que se creara el centro, sino también para que después de construído se trasladara una torreta eléctrica que había quedado en medio de las instalaciones, una actuación que costó treinta millones de las antiguas pesetas: “Olarte me prometió que la iban a rodar, y lo cumplió”., reconoce Paco.

 

Tiempo para la familia

   Su conocido compromiso con las personas y con el pueblo, así como su capacidad para socializar, le sirvió para ser pregonero de las Fiestas Patronales de San Mateo en el año 2011, así como de las Fiestas del Pilar, en  el barrio de Camaretas, en 2014. Por ello, no es de extrañar que ahora que se jubila le hayan “aparecido novias”, como él dice, para meterse en política y en otros colectivos sociales. “Pero no, no es el momento. He dedicado tanto tiempo a la farmacia que ahora es momento de estar con Pilar y con la familia y disfrutar también de mi nieta Diana”. La farmacia, esa que durante muchos años seguirá siendo, con permiso de su propietaria, María de Los Ángeles, la farmacia de Paco”.

Deja un comentario