Permanece inactivo desde los años 40 y en la actualidad está en estado de abandono
Por Pedro José Rodríguez Suárez
Cronista Oficial de Vega de San Mateo
El Molino de Los Barber es también conocido con el nombre de Molino de la Vuelta del Molino o Molino de los Mireles, por la zona donde está ubicado. Está situado este molino en la vuelta de la carretera GC-15 donde se sitúa el límite entre los municipios de San Mateo y Santa Brígida. El límite divisorio está en la misma casa, parte inferior de ella, quedando situados casa y molino en San Mateo. Fue llamado también Molino de arriba de los Barber, en relación con otro, propiedad de la misma familia, situado más abajo y conocido como molino de El Pilar. En su conjunto casa-vivienda, salones del molino, canal y cubo, constituyen una de las estampas arquitectónicas más bellas y significativas de la isla en relación con la industria de la molinería.
A comienzos del siglo XX se inicia en Gran Canaria la saga de los Barber con la llegada de Juan Pedro Barber Sellés y su familia. En su testamento, el 20 de mayo de 1903, hecho en Las Palmas de Gran Canaria ante el notario Don Agustín Millares Cubas, dice tener sesenta años de edad, casado en legítima unión con Doña Paula Jorro y Rieras, naturales de Altea, en la provincia de Alicante, y de cuyo matrimonio hubo los hijos siguientes: Don Pedro Juan, Doña Ángela, Don José y Doña Ana María Barber y Jorro.
Procedente de Nicaragua, donde tenía un hermano sacerdote llamado Diego, Don Pedro Juan Barber llega a Canarias con una gran fortuna. Su espíritu emprendedor le impide permanecer inactivo, aflorándole tal vez su trasfondo levantino-mediterráneo, y nada más llegar, echa en falta en la isla una gran industria harinera como la que ya había tenido en Altea antes del viaje a América, y fija sus objetivos en El Madroñal. Pocos meses después de haber otorgado testamento aparece uno de sus hijos, Don Pedro Juan Barber y Jorro, añadiendo a las propiedades otra adquisición que linda con terrenos propiedad de los Barber y por el poniente con un chorro muy alto o salto de agua, que forma la acequia de Tafira y por el sur con dicha acequia, con zonas dedicadas a la plantación de ñameras, manchón y arrifes, por la cantidad de trescientos pesos del país (equivalentes a ciento veinte y cinco mil pesetas). Poco después aparece instalado en dicho salto de agua el molino.
Fue este molino un molino doble, con sus dos respectivos pares de piedras, movido por el agua de la acequia de Tafira, que aquí daba lugar a una gran pendiente, en su día aprovechada para la construcción del cubo del molino, que, con tres metros de luz y cincuenta metros de altura, es el mayor de la isla. Con edificio de dos plantas dedicadas a la industria molinera, fue de los primeros mecanizados de la isla, poseyendo lavadora, secadora y elevadores mediante cangilones a la planta alta y cernedora. El sistema de correas y cangilones se verificaba aprovechando la potencia de la fuerza hidráulica.
Este molino fue instalado por uno de los más expertos constructores e instaladores de molinos de la isla, Don Domingo Sánchez Báez, propietario del molino “La Molinica” en Lomo Magullo (Telde). Inactivo desde principios de los años 40 y abandonado, se conserva, aunque muy deteriorados, su arquitectura (casas, vivienda, cubo y acueducto) y, suponemos que en el interior del salón restos de las piezas o elementos de molturación, tales como las piedras, pescante, canales, serpentinas, etc.
A la muerte de Barber Sellés lo hereda uno de sus hijos, Don José Barber y Jorro y, más tarde, sus herederos. Se hace preciso, que o bien la iniciativa privada, o bien las Instituciones rescaten este viejo molino declarándolo Museo del Gofio, o simplemente manteniéndolo en pie en condiciones dignas de ser visitado y que las futuras generaciones conozcan el proceso artesanal de elaboración del gofio y de la harina con que en nuestra ya lejana niñez nos alimentaron nuestros padres y abuelos. Tenemos la obligación inexcusable y el deber moral de mantener viva esta página de nuestra historia reciente.